No puedo dejar de sorprenderme por la cantidad de enseñanzas que uno puede recibir de estos seres tan diminutos que son nuestros hijos .
Los adultos estamos convencidos que mientras más años tengamos , somos más maduros y estamos mejor preparados para enfrentar las dificultades ... pero ahora me doy cuenta que eso no es tan cierto .
Es increíble la madurez y altura de mira con la que mi hija de ocho años ha tomado toda esta situación . Es decir , ella sabe perfectamente lo que está pasando ... que tener una enfermedad peroxisomal es grave ; sabe que probablemente su hermanita no logre caminar ni hablar correctamente , pero ella quiere enseñarle todas esas cosas ; y a pesar de que es muy difícil poder comunicarse con Sigal , ya que al parecer , no ve ni tampoco escucha , ella hace sus mejores esfuerzos por cantarle canciones y jugar con sus pequeñas manitos .
A nosotros nos hubiese hecho inmensamente felices haber podido regalarle una hermanita con la que pudiera correr , nadar , andar a caballo , saltar la cuerda y todas esas cosas que a ella le encanta hacer , pero la vida nos tenía guardada una sorpresa muy especial ...
Le pudimos dar una hermana con la que seguramente no podrá hacer todas esas cosas , pero que en cambio , es capaz de llenar de luz y esperanza las vidas de todos los que vivimos en nuestra casa ...
y Arantxa se da cuenta de ello ... sabe que su hermanita es especial , pero no le causa mayores conflictos . Es feliz por tener a Sigal como hermana y no la cambiaría nunca por otra . La ama y ni siquiera siente celos por la cantidad de tiempo que tenemos que dedicarle ... lo comprende y trata de participar activamente . Es la niña más comprensiva que conozco y también la más cariñosa . Estoy muy orgullosa de ella y me encantaría tener una pizca de la sabiduría que ha demostrado tener con toda esta situación .
Agradezco a la vida por haberme dado las hijas que me dio ... y espero ser la mamá que ellas merecen tener ...
Hace 2 años
Que hermoso lo que cuentas, me quede helada, los niños a veces son mas sabios que los adultos.
ResponderEliminarSaludos.
Irene